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lunes, 27 de junio de 2011

8- " Sorpresas"


Sorpresas

-         Soy Cloe- contestó la intrusa- Simplemente ordenaba la habitación- logré zafar del escudo protector para poder ver a Cloe, al instante supe que era una vampira, tenia bello pelo negro, unos ojos rojos como rubíes y un cuerpo por el cual cualquier chico quedaría atontado.
-         ¿Y quién te dio la autorización?- preguntó Facundo cortante.
-         Nadie- dijo bastante frustrada- Pero la dueña es mi mejor amiga y estoy segura que no le molestaría.
-         Pero… Albert Einstein- dijo Facundo con ironía- Julieta está muerta, la habitación ya es de otra persona.
-         Mira niño bonito- Cloe ya estaba  enojada, sentía que en cualquier momento saltaría sobre mi amigo- No te mentas conmigo, porque te irá mal.
-         ¿Quieres probar Miss Universo?- la desafió Facundo, Diego y yo solamente mirábamos, pero lo último que necesitábamos era una pelea entre nosotros.
-         ¡Basta!- grité, salí por debajo del brazo izquierdo de Facundo y me interpuse entre ellos- ¿Ella es la Cloe que me mencionaste?- pregunté dirigiéndome a Diego, él simplemente asintió- Es un placer- le dije a la enojada vampiresa tratando de calmar la tensión en el cuarto- Soy Arianna.
-         Soy Cloe, mucho gusto- me saludó- Espero no te molestes, es que me sobraba ropa y la agregué en tu armario.
-         No hay problema, la verdad me asustaste, pensé que eras una intrusa.
-         En realidad lo era- dijo Facundo con tranquilidad pero enfadado- ¿No te enseñaron que existen las puertas?
-         Voy a ignorar que preguntaste eso- contestó por arriba de mi hombro mirándolo a los ojos.
-         Entonces ya se la respuesta- dijo y rió a carcajadas.
-         Facu, por favor- le dije mirándolo fijamente a los ojos.
-         Voy a comenzar los planos de mi habitación- dijo y desapareció.
-         Yo te ayudo- se ofreció Diego y salió detrás de él.
-         Gracias- susurré sabiendo que ambos me escucharían.
-         ¿Quieres ver lo que te traje?- preguntó Cloe llevándome hacia mi armario- Diego me comentó que tenías poca ropa.
-         Claro, vamos a verla- dije animada, por suerte lo peor ya había pasado, por ahora al menos.
Cloe abrió las puertas del guardarropa donde antes tenía menos de la décima parte con ropa, al abrir las puertas descubrí prendas de diseñadores de todo el mundo y las mejores marcas, jamás imaginé que sería dueña de un guardarropa así.
-         Es-to…- dije tartamudeando- ¿Es mío?
-         Si, todo tuyo ¿Te gusta?
-         No- dije y noté que Cloe comenzaba a quedar triste- ¡Me encanta! ¡Es genial!- le dije de corazón y ella quedó totalmente feliz.
-         ¡Me alegra que te guste!- dijo feliz pero su expresión cambió y comenzó a mirarme de una manera extraña- ¿Reconoces algún diseñador o marca?
-         Si, la verdad unas cuantas- le respondí.
-         Mmmm interesante- dijo como un científico haciendo experimentos- ¿Cuáles?
-         Daniel Casin, Muaa, 47 Street, Banana Republic, Versace, Dolce & Gabanna, Channel, Kimora Lee Simons, Calvin Klein, Roxy y Luis Vuiton.
-         Me impresionas, sabes bastante.
-         Es que mi plan era estudiar diseño indumentario, pero ahora… no se. Prefiero volver con mi familia y recuperar el tiempo perdido.
-         Yo tengo un dicho que era de mi madre, provengo de Italia así que te lo traduciré al español- explicó Cloe y sin bacilar comenzó a hablar- El dicho decía: “No abandones tus sueños sin antes hacerlos realidad”.
-         Es un lindo dicho- le dije y ambas sonreímos- Pero mi familia es primero.
-         Lo entiendo, yo en tu lugar haría lo mismo, pero puedes hacer ambas cosas- ofreció.
-         ¿De qué manera? Si para estudiar diseño tengo que vivir en la capital- expliqué.
-         ¿Te gustaría comenzar a estudiar ahora?- preguntó.
-         No creo que sea posible pues me faltan muchos años de estudio, recién iba a empezar 3º de secundaria- expliqué.
-         La propuesta seguirá en pie para cuando quieras- dijo sonriente con sus blancos dientes perfectos- Así que ¿Tú eres la nueva dueña de la habitación de mi vieja amiga?
-         Si ¿A ti cuál te toca?- pregunté.
-         Diego me ofreció la antigua habitación de huéspedes, yo la rediseñé la última vez que vine aunque por desgracia mi habitación está justo enfrente a la del niño bonito.
-         ¿Por qué se llevan mal? ¿Ya se conocían?- pregunté preocupada.
-         Honestamente, no. Pero nadie me trata de esa manera- dijo con mucho orgullo.
-         No estoy de acuerdo en que sigan peleando, lo mejor es estar unidos- le dije tratando de que olvidara su orgullo.
-         Tienes razón- reconoció- Pero él se tendrá que disculpar pues yo no lo haré- dijo insistente.
-         Creo que tenemos que bajar- dije intentando que de una vez se arreglaran las cosas con Facundo.
-         ¿Qué te parece si mejor vamos a ver mi habitación?- propuso tratando de evitar verse con mi amigo.
-         Bueno vamos- dije animada porque quería ver cómo había quedado, pero Cloe no se saldría con la suya.
Ambas caminamos en silencio hasta su habitación.
-         ¿Quieres hacer los honores?- preguntó rompiendo el hielo.
-         Si claro- dije animada y abrí la puerta.
Todo lo que veía era hermoso, chic y vanguardista. Las paredes eran blancas con lunares de colores oscuros contrastantes, como supuse no había cama, en su lugar estaba un hermoso sofá negro enorme que apuntaba hacia el gran plasma que estaba en la pared, lo que me causó curiosidad fue que en una de las paredes no había nada mas que un par de grandes puertas de madera barnizada. El piso era de mármol blanco, había un escritorio rústico en una de las esquinas con una hermosa portátil Toshiba negra idéntica a la de mi habitación, en otra esquina estaba un reproductor de música y DVD de último modelo y luego una biblioteca llena de libros, CD’s y DVD’s .
-         ¿A dónde conducen las puertas?- pregunté.
-         A mi armario- dijo y me dedicó un guiño de complicidad- Luego si quieres lo podemos ver.
-         ¿No me perderé dentro?- le bromeé y ambas reímos.
-         No te preocupes, tengo un mapa- dijo entre risas.
Yo comencé a explorar la biblioteca, tenía de todo, pude notar que muchos de los libros que tenía eran iguales a los de la biblioteca de la habitación en la que desperté en la casa de Atlántida, en ese momento no pude evitar pensar en esa casa ¿Cómo estará? ¿La cuidará alguien? ¿La habrá encontrado Oscar? Aunque hubo una pregunta que me puso a pensar mucho: ¿Alguna vez volveré? ¿Podré volver a esa majestuosa casa? No podía pensar en eso ahora, no tengo que buscar motivos para estar preocupada, aunque extrañe con cada célula de mi ser a mi familia estoy bien, en casa están todos bien, en parte tengo motivos para estar feliz. Borré todos los pensamientos negativos de mi mente e intenté seguir mirando la habitación de Cloe, la nueva integrante de nuestra familia, porque ahora esos tres vampiros ya eran como mi familia, aunque vengamos de diferentes eras, nos queremos y nos protegemos contra todo y eso es una familia.
Traté de nuevo de no inundarme en mis pensamientos y seguir observando la habitación para que Cloe no notara mi poca atención, por donde mirara podía ver sólo glamour y tendencia. Aunque hubieron ciertos detalles que captaron mi atención, muchas similitudes con el diseño de mi cuarto, luego recordé lo que me había dicho Facundo hace unas horas: “Eres la primera persona que habita su cuarto desde que falleció”
-         Cloe…- le dije sumida en mis pensamientos.
-         ¿Qué sucede?
-         Tu rediseñaste mi habitación ¿Verdad?
-         Si ¿Cómo lo notaste?- preguntó curiosa.
-         Soy muy observadora- le expliqué- Noté similitudes entre nuestras habitaciones y también porque es la primera vez que Facundo pisa esta casa y Diego no se había atrevido a entrar a la habitación hasta mi llegada.
-         Eres buena resolviendo las pistas- dijo con gracia.
-         ¿Y eso es bueno?
-         Si mucho, me alegra que Diego se haya enamorado de una chica con cerebro- explicó y volvió a reír.
-         Gracias, me alegra de verdad escuchar eso- dije de corazón.
-         De nada- contestó cordialmente.
-         Amor ¿Vamos a cenar?- preguntó Diego parado en la puerta. Me tomé unos minutos para admirarlo, aún me costaba creer que me hablara a mi, que su corazón fuera mío y mi corazón fuera totalmente suyo. Siento que en algún momento Cloe le responderá y ambos se irían juntos, Diego era tan… perfecto, esa era la palabra, Diego era algo que yo jamás podría ser, siempre tendré algún defecto, he considerado la idea de pedirme a Diego que me convierta pero no creo ser lo suficientemente fuerte como para ver a mis seres queridos morir, no podría, yo quiero que mi vida sea humana, vivir las experiencias humanas, poder ser madre algún día, también llegar a ser abuela pero me gustaría que el que estuviera a mi lado en todo momento fuera Diego. Yo sé que renunciaré a todo eso por él, pero creo que Diego piensa que cuando todo vuelva a la normalidad o en algún momento lo dejaré. Creo que él tiene la esperanza de que lo deje para vivir mi vida normal, no quiere condenarme, pero para mí no sería una condena si él está a mi lado, no hay cielo si él no está, sin él mi mundo es gris.
-         Si amor, en un momento bajo ¿Cenaremos en el comedor o la cocina?
-         En realidad te llevaré a cenar a un lugar mejor- dijo sonriente.
-         ¿De verdad?- pregunté ilusionada, Diego asintió con su sonrisa de niño que adoro.
-         ¡Genial!- dijo Cloe feliz- Podrás estrenar uno de tus nuevos vestidos.
-         Bueno entonces vamos- dije animada, Diego se dirigió hacia mí y comenzó a besarme lentamente, podía sentir como sus labios saboreaban cuidadosamente los míos, sus besos eran como una dosis de droga para mí, mi droga, cada vez que me besaba salía de mí una nueva Arianna que no conocía, no podía dejar de besarlo, era como si me dieran una fuerte descarga eléctrica, sentía cada descarga que sus labios provocaban al moverse un milímetro, mi cuerpo se acercaba cada vez más al suyo intentando ser uno solo, mi cerebro me decía a gritos: “¡Tienes 14 años!”. Pero mi corazón lo enmudecía. Mi cuerpo era regido por mi corazón, cada vez que nos besáramos era como si fuera nuestro último beso, siempre eran como una despedida.
Sacándome de mi bello trance Cloe se aclaró la garganta, Diego nos separó porque yo no era capaz.
-         Tengo que prepararte- me apuró Cloe.
-         Mejor me voy, no quiero provocarla teniendo en cuenta que aún soy mortal- dije y ambos reímos aunque Cloe nos dedicó una mirada cortante.
Diego desapareció y Cloe me tomó por el brazo y me llevó a mi habitación para aprontarme para mi primera cita.
-         ¿Qué usaré?- le pregunté.
-         Por lo que escuché, es un restaurante elegante ¿Te parece un vestido?
-         Tú mandas- dije dedicándole un guiño.
-         Cierra los ojos- me ordenó amablemente y le hice caso. No sé cuanto tiempo pasó, diez segundos, diez minutos, una hora, la verdad no lo sé, estaba aburrida así que para matar el tiempo comencé a recordar buenos momentos con mi familia y amigos antes de que todo cambiara. Muchos recuerdos pasaron por mi mente, los almuerzos con mi abuela los domingos al medio día comiendo mi comida favorita, las partidas de póker y Black Jack con mi abuelo, las salidas de compras con mamá, los partidos de fútbol con papá, los juegos de pool con mis amigos… Pero entonces apareció una imagen diferente, no era un recuerdo, era diferente, nuevo… Estaba acostada en mi actual habitación, no estaba dormida, sólo tenía los ojos cerrados y no respiraba, en un momento abro mis ojos y comienzo a dirigirme al gran espejo, pero… la figura reflejada no era yo, era mucho más bonita, aunque, teníamos misma estatura y reconocí ciertas facciones mías en su rostro pero sus ojos me sorprendieron, un dorado destellante como el de Facundo, la luz de la habitación estaba apagada aunque yo podía ver todo perfectamente, la única luz presente era la de la luna que entraba por la ventana, la figura frente al espejo se acercaba más al igual que mi cuerpo, ahora sí puedo distinguirla pero, no puede ser, es imposible…
-         Abre los ojos- la voz de Cloe me quitó de la visión.
-         Espera un minuto- le susurré tratando de retomar el hilo de la visión pero el intento era nulo, ahora sólo podía recordar lo poco que vi.
-         Arianna, por favor, necesito terminar de maquillarte- me rogó.
Abrí mis ojos, lo único que sentía era una brisa que pasaba por mi rostro.
-         Listo- dijo triunfante y orgullosa- Date la vuelta.
Giré lentamente un poco asustada por lo que iba a ver ¿Qué habrá hecho Cloe conmigo? Aún no la conocía bien, así que no sabía si confiar en ella, pero si Diego confía, yo también, aunque por ahora sólo confío plenamente sólo en Facundo, esperaré a quedarme a solas con él cuando Diego y Cloe vayan de caza lo suficientemente lejos como para no escuchar y le contaré lo que vi.
-         Arianna ¿Estás bien?- preguntó Cloe al notar mi trance.
-         Si, si, sólo pensaba- mentí torpemente.
-         Entonces gira- pidió, inconscientemente le hice caso, un jadeo se escapó de mis labios al verme en el espejo, estaba irreconocible, el vestido blanco que tenía llegaba diez centímetros arriba de la rodilla, era simple, pero elegante, la parte superior tenía un escote con forma de corazón, de los bordes del escote partían dos cintas blancas que se cruzaban alrededor de mi cuello y finalizaban de forma recta en mi espalda, en el centro del escote había una piedra plateada en forma de lágrima y de ella partían muchos pliegues verticales que le daban fluidez al vestido. Los zapatos también eran blancos pero con pedrería transparente y dos tiras que me llegaban hasta la pantorrilla, tenían taco fino que me dejaba diez centímetros más alta, aunque aún no alcanzaba a Diego.
Mi peinado era único, jamás había visto algo así. Una pequeña trenza cosida que iniciaba debajo de mi oreja derecha, recorría toda la parte inferior de mi cabeza tomando mi cabello que cada vez la agrandaba más hasta finalizar colgando debajo de mi oreja izquierda y por último el maquillaje, era bastante sencillo considerando mi edad, sólo resaltaba mis ojos – que en ese momento eran azules- y mis labios.
-         ¿Qué te parece?- preguntó Cloe a la espera de mi reacción.
-         La persona reflejada en el espejo- dije asombrada- ¿Soy yo?- Cloe asintió y sonrió- Jamás me había visto tan hermosa.
-         Tu eres el ejemplo perfecto de un bello diamante en bruto- halagó.
-         Gracias de verdad Cloe, te lo agradezco de corazón- le agradecí y la abracé.
-         Es hora de que vayas- anunció ella- No te di un abrigo porque Diego quiere ese derecho- dijo y ambas reímos.
Cloe me acompañó hasta la escalera, ella me frenó antes de que Diego y Facundo pudieran verme, bajó ella primero, le dijo unas cosas a Diego aunque en otro idioma para que yo no entendiera y entonces me pidió que bajara.
Comencé a bajar cinco escalones, pude ver la sorpresa en los ojos de Diego, la felicidad en los de Facundo y el orgullo en los de Cloe… Pero entonces una imagen vino a mi mente…



1 comentario:

  1. Porfa lectores comenten... de verdad su opinion es sumamente importante para mí.
    Besos los kieroo muchoo Zoe.

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