España
- ¿Tu no has desempacado nada por mi verdad?- le bromeé, pero entendió que le preguntaba en serio.
- No te preocupes, tenía e presentimiento de que algo así iba a pasar- dijo- Y tampoco es digno de un caballero hurgar en la maleta de una mujer- dijo con una hermosa sonrisa.
- Pues muchas gracias considerado joven- le seguí la broma- Pero hay que tener en cuenta que soy una adolescente, no una mujer- le dije y sonreí yo.
- Eso es en esta era- explicó- En mi época tú serías considerada una de las más bellas mujeres de Madrid, tan hermosa que ni un rey seria digno de su belleza- al decir eso Diego había soltado sus maletas y se encontraba frente a mí, mirándome a los ojos mientras me decía tan bello piropo.
- Muchas gracias encantador caballero- dije y hice una reverencia digna de esa época y ambos reímos.
- ¿Estas lista?- pregunto volviendo a comportarse con seriedad.
- Si lo estoy, esta casa es hermosa- reconocí- Es una lástima que Oscar la va a destruir.
- No lo va a hacer- me informó con alegría.
- ¿Qué quieres decir con eso?- pregunté.
- Logré que esta casa sea inmune a los satélites GPS- explicó lleno de orgullo- Esta casa también es importante para mí, no voy a dejar que ese tonto la lastime.
- ¿Me dirías porqué es importante?- pregunte con curiosidad.
- Esta casa marcó una nueva etapa de mi vida, dejé construyendo esta casa en base a un diseño que yo hice cuando vine a Uruguay por primera vez luego de que murió Julieta- dijo- Es la primera vez que la ocupo y tuve suerte por que me acompaña una hermosa e inteligente jovencita.
- Gracias de nuevo- le dije- Sos el primero que dice cosas tan bellas de mí- confesé.
- ¿De verdad?- preguntó.
- Te contaré la historia en el avión, hay que irnos- dije.
- Tienes razón, ya es hora- anunció con disgusto- Voy por el coche.
Asentí y luego me quedé contemplando esa bella mansión, besé la columna más bella y grande de todas. Esa era la casa de mis sueños, la casa perfecta, en esa casa quería que mi vida transcurriera.
Diego hizo sonar la bocina del BMW, volví a besar la misma columna, agarré mis dos mochilas, el dinero de mis padres y salí corriendo pero no fue necesario porque al pisar el frente de la casa Diego me tomó el brazo y m di cuenta que fue porque todo el camino estaba totalmente resbaloso por la lluvia de todo el día.
- Ten cuidado- me dijo- No necesitamos que te quiebres- me advirtió.
- Gracias, tienes razón, hasta ahora no me he quebrado y no quiero haberlo en estos momentos- reconocí y sonreí.
Me acompañó los seis metros de camino hasta llegar al auto, en todo momento estuvo a mi lado con una mano en la cintura como si fuéramos pareja- lo cual me encantó, quería congelar ese momento y estoy segura que Diego pensaba igual- y con su otra mano sostenía una de mis mochilas.
El jardín del frente era precioso, estaba lleno de rosas de todos los colores, claveles, azaleas y un hermoso camino de mármol en el centro que conducía a un gran portón donde nos esperaba el auto. Ambos subimos y partimos al aeropuerto.
Frenamos en la entrada de la playa Brava, Diego estacionó el coche y bajamos a la arena. En ese momento todos los recuerdos de las vacaciones pasadas que pase allí con mis padres cobraron vida y una lágrima recorrió mi mejilla y cayó en la arena. Diego estaba a mi lado apoyándome.
- Hay que deshacernos de los teléfonos- anunció- Aquí es el mejor lugar porque jamás tendrá una ubicación fija.
- Tienes razón- reconocí- Es lo mejor, tenemos que desaparecer por el bien de todos pero sobretodo el de ellos.
Diego tomó mi mano y ambos caminamos hacia la orilla del mar, le di el celular y lo apretó suavemente para romperlo y lo tiró al mar.
En ese momento al ver que el único contacto que tenia con mis padres se lo llevaba el mar las lagrimas comenzaron a asomarse sin parar, en ese instante Diego estaba a mi lado envolviéndome en un fuerte, tierno y perfecto abrazo.
- Me mata verte así, no mereces sufrir- dijo con cariño.
- No te preocupes, yo lo decidí- le dije firme- Me repondré.
- No se como lo haces- reconoció- Eres tan… fuerte.
- Gracias, por los que quiero hago eso y más.
Diego besó mi frente y partimos hacia el auto tomados de la mano. Al llegar al auto Diego se dio cuenta de que se había olvidado de algo.
- Maldición- dijo.
- ¿Qué sucede?- pregunte preocupada- ¿Algo anda mal?
- Es que me olvide de agarrar efectivo para los pasajes, Oscar puede rastrear las tarjetas- explicó.
- Oh no te preocupes- dije y abrí mi bolso que contenía el dinero- Eran los ahorros de mis padres para mi fiesta de quince años- mi ánimo descendió- En fin, no creo que lo necesiten.
- De verdad lo lamento- se disculpó con angustia- Sinceramente no te mereces esto.
- ¿Cómo haremos para viajar?- pregunte preocupada-¿Necesitaremos nombres?- dije pensando e inventando nombres para él y para mí, todos con el mismo apellido.
- Tengo amigos en el aeropuerto que pueden hacer que pases- dijo- Y ¿Qué te parece si somos Javier y Mackenzie Rodríguez?
- Me encantan, aunque Diego es mas lindo que Javier- reconocí con un poco de vergüenza- Mackenzie Rodríguez me encanta porque son yo, son mi segundo nombre y mi segundo apellido.
- Si, me entere de eso- dijo con rapidez para que no recordara la discusión con mi madre, aunque no fue muy difícil porque al terminar de decir eso ya había estacionado el coche en el aeropuerto.
- ¿Qué va a pasar con este bello auto?- pregunte con tristeza.
- Un amigo lo pasará a buscar y lo llevará a la casa- ¿Amigo? ¿Qué? ¿Quién? pensé sin parar nerviosa.
- Ah un amigo, ¿Es como vos o como yo?- pregunte inquieta y ansiosa a la vez.
- Es como yo- aclaró- Dentro de poco lo conocerás.
- ¿Por qué?- pregunte y sonreí para aclarar que la pregunta era solo por curiosidad- Me interesa saber- dije.
- No te preocupes- dijo- Lo conocerás porque necesito a alguien que te cuide cuando vaya de caza.
- Ah- sonreí- Será lindo conocer gente nueva ¿Cómo se llama?
- Facundo- respondió.
- Pues cuando hables con él ¿Podrías mandarle mis saludos y decirle que ansío conocerlo?- pregunté
- Será un placer para mí- dijo y comenzó a reír con ironía.
- ¿Qué sucede?- pregunté confundida.
- Es que jamás imaginé conocer a alguien que fuera tan cortés y compasiva con los vampiros, que deseara conocerlos y sobretodo que los tratara como a un igual- confesó- ¿Me explicarías por qué?- pregunto curioso y confundido.
- Es que no veo a los vampiros como monstruos, solo como seres incomprendidos, yo hace dos años que comencé a investigar sobre ustedes y me sentí identificada, por eso los trato como iguales, yo los trato como a mi me hubiera gustado que me trataran. Con ustedes soy yo misma- expliqué y sonreí.
- Es sorprendente- dijo asombrado- Arianna créeme cuando te digo que de verdad nunca conocí a alguien como vos- acarició mi mejilla- Realmente eres única. Y no me refiero solo por tu belleza, también eres única de corazón, alma y pensamiento.
- Gracias Diego, de verdad jamás nadie me había hablado así- dije y le sonreí con ternura.
Diego compró los pasajes y tal como me dijo su amigo no le pidió nada y subimos al avión, cuando ya estábamos seguros y tranquilos me hizo la pregunta:
- ¿Me dirías porqué soy el primero en decirte la verdad?- pregunto muy curioso.
- Es que el amor jamás fue mi fuerte- le dije y su expresión se tornó sorprendida pero al instante volvió a la normalidad.
- ¿De verdad? Jamás lo imaginé, siempre pensé que todos te querían, que eras la más popular- confesó confundido.
- No, la verdad todo lo contrario, siempre fui de las más inteligentes pero marginadas, yo de los chicos solamente fui su amiga, no soy lo que se dice totalmente femenina, me gusta hacer muchas cosas de chicos, ensuciarme las manos- me reí- y por eso no me entienden muchas de las chicas y no le gusto a los chicos, el año pasado tuve únicamente un novio y yo me enamoré de él, o eso creía- aclare- las cosas cambian pero sufrí mucho. Y eso es todo- finalicé.
- Jamás lo imaginé- comento sorprendido.
- Sos el primero que lo dice- confesé con decepción- Todos los demás decían “Era de esperarse” o “Yo te dije que eso iba a pasar”.
En ese momento mi estomago me delato.
- Uy, tantos acontecimientos hicieron que me olvidara de las necesidades humanas- mencioné con gracia.
- ¿Qué desea almorzar mademoiselle?- pregunto con perfecto acento francés.
- Lo que sea, todo me gusta- dije.
- ¿Te parece omelet?- preguntó alegre.
- Muchas gracias, me encantaría- dije y sonreí.
- Bueno ya llamo a la azafata para ordenar- comentó.
- ¿Está en el menú?- pregunté.
- Si, en el de primera clase- Dijo con gracia.
- ¿Compraste pasajes de primera clase?- pregunté totalmente sorprendida.
- Es que como sé que este es tu primer viaje en avión quise que fuera lo mejor posible- dijo con ternura- Te mereces eso y más.
- Gracias, de verdad- lo miré con ternura- Gracias por hacerme sentir importante.
- Es que lo eres- dijo con cariño- Yo solo digo la verdad.
En ese momento llegó la azafata, una hermosa chica de cabello rubio y enrulado, por su altura y facciones- muy bellas- tendría unos veinte años. La chica me miró de arriba abajo como si yo fuera un ser insignificante comparada con ella y luego miró a Diego de la misma manera que a mí pero con la mirada maravillada, lo miro de la misma manera que se mira a un producto que se quiere adquirir, quería a Diego para ella. Yo no lo iba a permitir, en ese momentote tomé la mano a Diego de la misma manera que lo haría si fuera su novia y me recosté sobre su pecho fingiendo estar cansada, él correspondiendo mi gesto besó mi frente con mucho cariño. Yo estaba más feliz que nunca, la azafata se dio cuenta de todo, volvió a la realidad y preguntó:
- ¿Señor qué necesita?- Obviamente sólo se refirió a Diego, de mí no quería saber nada.
- Si, queríamos ordenar un omelet para la señorita y un par de 7up´s para tomar- dijo.
- Ya se las traigo señor- dijo y le dedicó una sonrisa y una guiñada, no puedo creer que luego de ver que el corazón de Diego era mío y mi corazón de él lo siguiera intentando, la rabia y los celos brotaron y por lo que vi Diego se dio cuenta.
A los veinte minutos volvió la azafata y depositó la bandeja con todo en el regazo de Diego. Ambos notamos que había un papel inusual doblado a la mitad, esperamos que la azafata se fuera y juntos abrimos la nota que tenía escrito un número de teléfono y un mensaje dirigido a Diego:
“LlÁmAmE cUaNdO qUiErAs Y pOdEmOs SaLiR o HaCeR lO qUe QuIeRaS gUaPo”
F: LaUrA.
No podía creer lo que estaba leyendo, la rabia me consumía, en ese momento me levanté con intención de matarla a golpes pero Diego me sujetó el brazo para no dejarme ir.
- Por favor no lo hagas- me rogó.
- ¿Acaso defiendes a esta zorra?- ahora estaba dolida y herida, sentía que me habían dado una puñalada en el corazón.
En ese momento las lágrimas me delataron, me solté con rabia de su agarre y me paré, Diego se preocupó.
- No te preocupes, no voy a lastimar a tu amiguita- en ese momento le lancé el papelito en la cara- Deberías guardarlo- le dije pero las palabras me mataron a mí- Tal vez más adelante quieras usarlo.
En ese instante corrí hacia el baño con mis manos cubriéndome el rostro para que nadie notara lo sucedido, entre al baño, tranqué la puerta y comencé a llorar sin parar. Estaba muy dolida, ¿Cómo es posible que Diego la defendiera? ¿Acaso ella le gustaba? Tenía el corazón partido.
Estuve veinte minutos llorando cuando tocaron la puerta.
- ¡Ocupado!- grité intentando sonar lo mejor posible.
- Soy yo- reconocería esa voz donde fuera, esta vez sonó mas angustiado que nunca- ¿Estas bien?
- Vete Diego, vete con tu nueva amiga y déjame en paz- le pedí aunque en realidad no quería que se fuera.
- Arianna no pienso irme- dijo con ternura- No te olvides del motivo por el que estamos aquí.
En ese momento mi corazón dejó de imponerse y volví a la normalidad aunque la herida y el dolor eran los mismos. Me sequé las lágrimas y comprobé que el maquillaje estuviera intacto- lo cual era una perdida de tiempo porque usaba maquillaje que no se corría con el agua- lavé mi cara y salí del baño. Al abrir la puerta Diego me esperaba con los brazos abiertos para abrazarme pero ignoré su abrazo y pasé a su lado caminando como un zombie, comí la comida con poca gana y traté de dormirme pero no podía así que empecé a escuchar música pero en todo momento mirando hacia la ventana. A los quince minutos por suerte logré conciliar el sueño.
- Arianna, despiértate- dijo Diego- Hemos llegado.
Me desperté al instante pero seguí sin hablarle a Diego, en ese momento volvió la misma azafata que dejó el papel para recoger la bandeja.
- ¿Está todo listo?- pregunto pero descubrí el otro sentido, estaba preguntando si Diego había leído la nota y había respondido.
- Puede llevarse todo- le respondió Diego con tono cortante.
La azafata comprendió, recogió la bandeja y se marchó sin chistar.
El viaje en taxi camino a la mansión Soto fue muy pintoresco, atravesamos Madrid, pero también fue muy tenso ya que Diego no paraba de mirarme a la espera de que yo le dirigiera la palabra, cosa que no sucedió.
Al lograr ver la mansión quedé boquiabierta.
Una hermosa mansión de mármol blanco con un jardín en el frente con las mismas flores que en la casa de Atlántida pero, en más cantidad. También tenía una hermosa reja por todo el frente de la casa, caminamos hasta una hermosa puerta de roble toda tallada con escenas de guerra y con un hermoso escudo de armas en la sima.
Dentro era aún más bella, me moría de ganas de recorrerla pero no se lo quería pedir a Diego porque tenía planeado no hablarle por un tiempo.
La sala principal era espectacular, todo de mármol con muebles y cuadros muy antiguos, un hermoso y antiguo candelabro en el centro de la sala y una asombrosa escalera también de mármol al igual que toda la casa. Al final de la sala había un iluminado pasillo, no sabía a donde dirigía pero automáticamente Diego leyéndome la mente respondió mi pregunta.
- Allí esta la cocina y mas adelante el jardín trasero- dijo señalando el pasillo y me miró a la espera de que respondiera pero solamente asentí.
Diego me condujo hacia la que seria mi habitación mientras nos quedáramos aquí y por lo que me dijo esa era la habitación de Julieta.
Esa era la habitación de mis sueños, de mármol al igual que toda la casa, contaba con una hermosa terraza, un gigantesco armario repleto de ropa de todos los diseñadores, una gran biblioteca llena de libros de vampiros como en la casa de Atlántida y muchos CD´S, también tenia televisión, reproductor DVD y un equipo de música, en uno de los extremos había un bellísimo piano y una hermosa y gigantesca cama en el centro de la habitación. Sabía que allí esa parte de mi vida seria muy linda.
Miraba el calendario y no lo podía creer, ya había pasado un mes, un mes desde que vi la pelea, un mes desde que conocí a Diego, un mes desde que comencé a huir.
También había pasado un mes desde que no le hablaba a Diego por lo que sucedió con Laura, la azafata.
Por suerte fue un mes tranquilo y seguro. Por lo que me enteré Diego tiene a Facundo vigilando a Oscar y mi familia, Oscar sigue en Uruguay buscándonos en cada rincón así que por eso mi familia está bien pero me siguen buscando como locos.
Como Oscar no está en España, Diego ha ido a cazar sin tener que dejarme al cuidado de alguna persona o vampiro lo cual me gustaba porque era bueno tener tiempo para mí pero también me molestaba un poco porque deseaba mucho poder tener un amigo o una amiga con quien hablar.
Lo más tierno de todo el mes fue los intentos de Diego para que le hablara, me regalaba flores, chocolates y me llevaba de compras aunque yo no compraba nada, no me quería aprovechar de él.
Estaba cenando en la cocina cuando Diego se aparece ya rendido.
- No se que hacer- dijo- ¿Qué tengo que hacer para que me hables?- en ese instante se acercó hasta que nuestros rostros se quedaron a un centímetro de distancia- ¿Qué quieres que haga?
Estuve a punto de hablarle pero recordé lo sucedido en el avión.
Te felicito por tu historia Zoe (Y)
ResponderEliminarGracias! besos! :D
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